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Call to Ministry Stories

Mi llamado al ministerio pastoral

January 8, 2025 by Cindy Angela

Por Makinto

Creciendo ateo en una familia alemana secular, nada me preparó ni presagió mi llamado al ministerio, aparte de la voluntad y el plan de Dios en su infinita misericordia y sabiduría. Aunque estaba rodeado de iglesias, el propósito principal de una iglesia, a los ojos de mi padre, era albergar conciertos de órgano o ser objeto de admiración por hechos históricos y belleza arquitectónica. Aunque mi primer grupo de jazz ensayaba en una iglesia, la primera vez que escuché el evangelio fue a los 16 años, en una gira europea en bicicleta, cuando un adolescente apenas mayor que yo me explicó de Jesús en dos minutos, al lado de una fuente en Rotterdam, Países Bajos. 

Curiosamente, muchas de las canciones que escribí al principio de mi carrera musical profesional, incluso antes de venir a Cristo, hablaban de misericordia, amor, un poder superior o incluso de Dios. Era como si mi espíritu anhelara tener una relación con un creador que no conocía. Dios también me dotó de una personalidad que busca el equilibrio y la reconciliación y se interesa por el bienestar de los demás, presagiando así características pastorales. 

Como músico e intérprete profesional, era muy consciente de que la música tenía el poder de unir a las personas y crear una atmósfera de unidad, incluso si es temporal. Una noche en París, en un bar de jazz nocturno, toqué una canción original que describía el poder y la gloria de Dios (esto fue 10 años antes de entregar mi vida al Señor Jesús).  Una distinguida anciana entre el público fue sanada de una enfermedad crónica, sobre la cual testificó entre lágrimas la noche siguiente, atribuyéndolo a haber escuchado mi canción la noche anterior. Aunque en ese momento carecía de una relación personal con Dios, pude vislumbrar el poder y el cuidado de Dios por su pueblo. 

Siendo una persona crítica y analítica, investigué todas las religiones principales para comprender sus valores y enseñanzas fundamentales: leí el Corán, el Bhagavat Ghita, las Analectas confucianas y la Biblia. Todos estos escritos hablaban del amor como el elemento central del poder y carácter transformador de Dios. Más tarde en la vida, en 1999 estaba en una Iglesia llamada Day Spring, una iglesia carismática que creía en la Biblia y estaba llena del Espíritu Santo en la ciudad de Nueva York. Estaba cada vez más convencido de que el Dios vivo y real que enseñaba, expresaba y modelaba el amor verdadero era aquel que se sacrificaba en la cruz por las personas que amaba. En un viaje al país de Burkina Faso en mayo de 2000, entregué mi vida al Señor Jesucristo. 

Mi esposa Mukarabe (pronunciado “Mukárabe”) y yo rápidamente nos sumergimos en el ministerio de alabanza, profética e intercesión y fuimos ordenados al ministerio por la Iglesia Day Spring en Nueva York en 2003. Ese mismo año, impulsados por el Espíritu Santo, dejamos la costa este y viajamos 11 meses en un remolque de viaje por todo el territorio continental de Estados Unidos. Dios nos enseñó valiosas lecciones sobre la fe, el ministerio profético, la provisión, la sanidad y la obediencia. Fuimos parte del equipo de alabanza de una iglesia en Mississippi por tres meses, abrimos un comedor de beneficencia, celebramos servicios de avivamiento y reconciliación y lo alabamos en campamentos, parques de la ciudad e iglesias de muchas denominaciones en lo que llamamos “Una familia que viaja por Jesús. ” 

En 2005, Dios nos llevó a la iglesia LA Faith Chapel (California), una iglesia urbana en Los Ángeles a la que asistían principalmente nigerianos y afroamericanos, afiliada en ese momento a PSMC (Conferencia Menonita del Pacífico Suroeste). El pastor Chuwang Pam me invitó a ser parte de su personal pastoral como pastor asociado de adoración y ministerio de hombres, fiel a la misión central de la iglesia que se encuentra en 2 Timoteo 2:2. 

Desde entonces, Dios me ha permitido servir en tres iglesias como pastor de adoración y director musical, enseñar y predicar la palabra, obtener un certificado en estudios anabautistas de Hesston College y ser un ministro acreditado en el proceso de ordenación en la Conferencia Mosaico. 

Mi papel pastoral se extiende también a nuestra misión en África Oriental. Amahoro International, nuestra organización sin fines de lucro y Ministerio Relacionado con la Conferencia (CRM) de Mosaic Conference, opera un centro de desarrollo para refugiados en Uganda. Me he dado cuenta de que Dios me ha equipado para servir en puestos pastorales, misionales y de consejería poco ortodoxos que no siempre se ajustan a los entornos tradicionales de la iglesia. Lo mismo ocurre con Joyful Music & Arts, la escuela de música que fundé en 2009 en California. Muchos estudiantes me llaman su pastor y algunos de ellos no asisten o no se declaran cristianos. 

Esto no quiere decir que en algún momento no responderé a un llamado pastoral en una iglesia local o plantaré una, aquí en los Estados Unidos o en África. Pero he aprendido a seguir la dirección del Espíritu Santo, y Él a menudo me ha guiado hacia un ministerio poco ortodoxo según Su voluntad. De hecho, sus pensamientos son más elevados que los nuestros y sus planes más elevados que los nuestros. A pesar de mis propios defectos, he aprendido a confiar y esperar la dirección de Dios. 


Makinto

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Un peregrinaje para formar líderes: el llamado del Pastor Juan José Rivera (Seguidores de Cristo, Sarasota, FL) 

March 14, 2024 by Cindy Angela

Transcrito por Andrés Castillo

El llamado que me dio El Señor era establecer 25 iglesias, llegar a un lugar y empezar a formar líderes.  

Durante mi juventud en Honduras pretendí servir de monaguillo en mi iglesia católica por un tiempo para ver si era la verdadera iglesia y contradecir a la iglesia evangélica. Sin embargo, vi que el cura no podía responder mis preguntas, mientras que el pastor cristiano siempre podía y esa manera me empezó a llamar Dios.   

Me convertí, lo que causó luchas entre mis padres y yo. Me obligaron a decidir entre ellos o la religión, y aunque quise explicar, “no es por la religión, es por Cristo”, mi mamá me corrió de su casa. Empezó un peregrinaje en mi vida.  

El pastor Juan José Rivera (derecha—Seguidores de Cristo) canta junto con los pastores Marco Güete (izquierda) y Tomás Ramírez (centro—Luz y vida MC) en la reunión de pastores de Mosaico del estado de Florida, en el rancho del pastor Secundino Casas en Tampa.

Al independizarme decidí que quería sobrevivir, pero no dejar la iglesia. Empecé a estudiar y obtuve una licenciatura en psicología en la Universidad nacional autónoma de honduras (UNAH).   

Había un pastor y unos hermanos que me ayudaron a estudiar y completar mis estudios teológicos. Estudié con la Iglesia de Santidad, donde me dieron clases por medio de un instituto bíblico parecido al Instituto Bíblico Anabautista (IBA) de hoy. Después, hice un seminario en costa rica de 3 años.  

Yo enseñé después como parte de un programa misional de alcance a la comunidad con Lancaster Mennonite Conference (LMC). También obtuve la certificación del Seminario Bíblico Anabautista Hispano (SeBAH).  

Mientras estudiaba como estudiante en el Seminario Semilla en mi Honduras, recibí una invitación para trabajar con LMC en Estados Unidos. Llegué al nuevo país en 1988 con mi esposa Elena y mis hijos Isaac, Islia Edith, Jacer (nacidos en Honduras). Mi hijo Wolseley nació en Nueva Jersey.   

En Camden (NJ) establecí la Iglesia Evangélica Menonita Manantial de Vida como una iglesia de LMC. Fui miembro del concilio de iglesias menonitas hispanas en Pensilvania y he participado como coordinador de las iglesias menonitas en Pensilvania y New Jersey. Recorrí otros estados como Connecticut para visitar otras iglesias.  

Años después, leí en un periódico menonita que se buscaba líderes para consolidar una iglesia menonita en Sarasota, Florida. Fui a Sarasota con el meta de establecer la congregación, que consistía en personas recién llegadas y que era parte de South East Mennonite Conference. Marco Güete fue él que recomendó que nos uniéramos a la conferencia Mosaico.  

Esto ha sido solo un poco de lo que he hecho en mi ministerio. El tema de establecer congregaciones ha sido presente en mi vida, desde joven. Dios me llama a la formación de lideres usando el método de Jesús que se describe en Mateo 28:19. “Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.”  

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No me sentía digno: el llamado del pastor Fernando Loyola (Centro de Alabanza de Filadelfia)

February 22, 2024 by Cindy Angela

por Fernando Loyola

Transcribed and translated by Andrés Castillo

En el cuarto de mi padre encontré un pasaje Bíblico: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mat 5:8). No me consideraba de limpio corazón, al contrario, en aquellos días tenía problemas con el alcoholismo y era abusivo en mi trabajo de policía. Se me salieron lágrimas. 

En este contexto, en México, recibí mi llamado. Ni era cristiano, ni sabía lo que significaba leer la Biblia. 

Espontáneamente me llegó el deseo de seguir a Cristo, pero no sabía cómo. Compartí esto con mi mamá y me respondió: “ya sigues a Cristo”. Era verdad que mi familia era católica, pero aún los narcotraficantes eran católicas. Le contesté, “siento que seguir a Cristo es algo más”. 

Un día mi hermano mayor me presentó a Kirk Hanger, un misionero menonita y por medio de él conocí el evangelio. Empecé a ir a la iglesia, donde conocí a mi esposa, Letty. Comencé a estudiar y me hice maestro. Aunque todavía no entendía lo que significaba seguir a Cristo, no tomaba alcohol y las cosas me iban mejor. 

Lamentablemente, el salario aumentado del nuevo trabajo me influyó y tuve un recaído del alcoholismo. Dejé de ir a la iglesia y le quitaron el liderazgo a mi esposa. Empecé a ser psicológicamente abusivo con ella, lo que hizo que ella me dejara y se llevara nuestras dos hijas. Hice lo que mejor sabía hacer: volví a tomar. 

Estaba listo para dejarme morir, hasta tal punto que me dio una congestión alcohólica y mi hermana, que era enfermera, me ayudó. Durante este tiempo, el Señor me recordó de algo que había dicho: “Dios, sé que existes, pero quiero vivir mi vida de mi manera”. 

Fui a un centro de rehabilitación. Durante mi tiempo allí, sentí que El Señor me estaba llamando para ir a Estados Unidos. Sabía que mi esposa, Letty, estaba allí y mientras terminaba mi programa, ella me llamó para que fuera a ese país. 

A pesar de los posibles peligros, creí que era lo que debía hacer. “¿No es Estados Unidos mío?”, Dios me preguntó. El siguiente día empecé el viaje y logré llegar donde vivía mi esposa. Este llamado realmente era de Dios. 

Por un tiempo fuimos a la iglesia en Denver, trabajamos y vivimos “el sueño americano”. Un día por medio de Kirk Hanger mi esposa recibió una llamada para ir a Filadelfia. Pasaba un tiempo como ayudante a ella cuando de pronto recibimos una llamada, Aldo Siahaan de Philadelphia Praise Center (PPC) buscaba un pastor que pudiera ayudar a alcanzar la comunidad hispana. 

Llegué a PPC y me empezaron a decir “pastor”. No me sentía digno: “Dios, confirma este llamado, y que no falte comida en mi casa”. 

Ahora vivimos a pocos minutos a pie del Centro de Alabanza de Filadelfia que está en renovaciones. Estoy estudiando en el Seminario bíblico menonita anabautista (AMBS). Unos hermanos de la iglesia están estudiando con el Instituto bíblico anabautista (IBA) y con el Seminario bíblico anabautista hispana (SeBAH) y mi esposa y yo lideramos estudios Bíblicos.  

Tenemos dos hijas: Fernanda, 22, que trabaja en un restaurante y apoya con la alabanza tocando el piano; y Daniela, 19, que está estudiando leyes en la universidad.  

Mis pasatiempos favoritos son ver películas sobre hechos reales junto con mi esposa y leer de temas bíblicos. 

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Saliendo con fe… al camino perfecto de Dios

February 18, 2021 by Cindy Angela

This article is translated to Spanish by Andrés Castillo. The original article: Stepping Out in Faith… Into God’s Perfect Way written by Steve Zacheus.


Nací en Indonesia en una familia de pastores. Mi abuelo, mi papá y mis tías fueron pastores. Soy el segundo hijo entre cuatro. Estoy agradecido de que mis padres me introdujeran al cristianismo desde la infancia.

La casa nuestra estaba al lado de la iglesia cuando era joven. Por eso, perdí pocas veces las actividades de la iglesia. A partir del séptimo grado, me involucré en el ministerio de la Escuela Dominical. A partir de ahí, fui activo en el ministerio de la música.

Foto de pérfil de Steve Zacheus

Nunca obtuve educación musical formal, pero encontré mi pasión en la música. Los instrumentos musicales que toco, los aprendí solo. Quería usar lo que me encantaba (la música) para servir a otros. Después del secundario, decidí estudiar música de iglesias en una universidad cristiana en Yogyakarta, Indonesia.

Cuando me gradué de la universidad en 1997, empecé a colaborar con una iglesia en Jakarta, la capital de Indonesia. De vez en cuando yo también solía servir en mi ciudad natal. 

Durante este período, conocí a un hombre indonesio que vivía en los Estados Unidos. Él solía servir en Indonesia y era miembro de la Iglesia JKI Anugerah — Iglesia Fraternidad Gracia Internacional (JKIA) en Sierra Madre, California. En pocas palabras, él me invitó a venir a EEUU y me patrocinó para que yo asistiera al instituto bíblico Calvary Chapel Bible College (Instituto Bíblico Calvario Capilla).

Fue muy largo el proceso de venir a EEUU, mi solicitud de visado fue rechazada tres veces. Por fin, en 2000, conseguí mi visa de estudiante. JKIA en California fue la primera iglesia a la que asistí en EEUU, y sigue siendo mi iglesia.

Aunque crecí rodeado de muchos pastores y fui activo en la iglesia, mi llamado a la ordenación fue un proceso gradual, donde Dios me enseñó Su paciencia, respondiendo a Su amor y gracia.

El 12 de enero de 2003 fui acreditado por la Conferencia Pacific Southwest Mennonite (Conferencia Menonita Sudoeste Pacífico) en la iglesia JKIA, y empecé a servir en el departamento musical. Mi responsabilidad principal era supervisar el equipo de música, y los grupos pequeños. Aunque disfrutaba de servir al Señor, no estaba seguro sobre el empezar el camino hacia la ordenación.

Una cosa que sé bien, en cada temporada de la vida, es que puedo confiar y buscar refugio en Dios. Él ha sido fiel conmigo. Dios muestra Su amor guiándome cada vez que me enfrento a una situación difícil. Por medio de Su amor, me llamó una y otra vez a entrar con fe en Su llamado. “Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve” (Hebreos 11:1 NVI).

Ordinación de Steve Zaccheus en la Conferencia Mosaico, octubre de 2020.

Finalmente, se me dio el aseguramiento personal de que estemos llamados a servir a Dios dentro de nuestra capacidad. La servidumbre es nuestra respuesta al amor de Dios. La mejor manera en que pude responder al confiable amor de Dios fue servirle con los dones que me dio. Todo este tiempo él había sido paciente, esperando que yo estuviera listo. 

El 25 de octubre de 2020, fui ordenado por la Conferencia Mosaico. Este es un nuevo capítulo de mi ministerio. Dios ha sido tan fiel, y creo que me guiará de nuevo en este camino de fe. Él no ha terminado de trabajar conmigo. 

“Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor” (Hebreos 11:40 NVI). Como seres humanos, nuestros terrores y nuestra baja autoestima nos persiguen, pero la Palabra de Dios nos recuerda de que, “En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor” (1 Juan 4:17-18, NVI).

El amor de Dios me guía en salir con fe… a Su camino perfecto.

Filed Under: Articles, Call to Ministry Stories Tagged With: JKI Anugerah, Steve Zacheus

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