Por Steve Kriss, Ministro Ejecutivo
“Bienaventurados los que lloran …
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia.”
—Jesús, Sermón del Monte
“Recordaremos no las palabras de nuestros enemigos, sino el silencio de nuestros amigos.”
– Rev. Dr. Martin Luther King
Me horroricé viendo el video del arresto y asesinato de George Floyd la semana pasada en Minneapolis.
De duelo por la pérdida de la vida del señor Floyd. Lamento que su muerte sea parte del legado de 400 años de violencia contra personas de Color y Afroamericanos en los Estados Unidos de América. No puedo simplemente mira para el otro lado de la historia o de la realidad actual. Extiendo mis condolencias a la familia y la comunidad que lo conocieron y lo amaron.
Durante la semana pasada, he estado reflexionando en la historia cuando Jesús volcó mesas en el templo. Jesús también estaba enojado por las injusticias que negaban la imagen de Dios impresa en todas las personas. Quiero que se haga justicia y avanzar con ira santa como Jesús. En el contexto actual, esto significa avanzar entendiendo la ira de otros que llevan el temor y las consecuencias de generaciones de supremacía blanca e injusticia racial. Esto significa avanzar hacia la búsqueda de justicia racial que permita el pleno florecimiento de todas las personas y todos los lugares como es la intención de Dios.
Reconozco el dolor, la frustración y el miedo de mis amigos, familiares, colegas y vecinos que son Negros y Afroamericanos. Mi silencio traiciona mis amistades, mis compromisos y mi entendimiento del llamado de Dios en mi propia vida, y de mi rol como Ministro Ejecutivo en nuestra Conferencia. El silencio se convierte en cómplice de la violencia sistémica contra las personas Negras y Morenas. Como hombre Cristiano blanco, quiero seguir buscando maneras de nombrar y desmantelar la supremacía blanca en todas sus formas que se manifiesta tanto a nivel personal como corporativo. Tengo que hacer lo que me corresponde en abordar los temas en cuanto al poder, el privilegio, y la responsabilidad. Esto significa el aprender a compartir el poder, abiertamente compartir recursos, y activamente resistir las narrativas que buscan deshumanizar o devaluar las vidas de personas Negras y Morenas.
Particularmente en estos días me he sentido sin preparar que mi propia ciudad de Filadelfia hay explotado en protesta y perturbación. Ahora mismo estoy escribiendo mientras estamos bajo toque de queda. Escucho y siento la gran preocupación y frustración de los y las colegas.
Estoy comprometido con nuestro trabajo conjunto de transformación intercultural y justicia racial. Parte de este trabajo significa compartir la lucha de los miembros Negros y Afroamericanos, vecinos, colegas, familiares, y amigos. Esto significa dar testimonio contra la ira, el miedo, y la frustración. La transformación mutua puede ser un trabajo largo e incomodo, pero este también puede ser esperanzador y lleno de alegría. Esto significa el ser cambiado por medio de los relacionamientos y por medio de lo que estoy aprendiendo acerca de nosotros como un mosaico de personas con diferentes orígenes y experiencias –Negro, Moreno, Blanco, Asiático, Latino, e incluso más específicamente como Africano, Indonesio, Eslavo, Colombiano, Vietnamita, Mexicano, Alemán, Indio, Jamaiquino, Haitiano, y Chino.
Estoy comprometido a continuar guiándonos en el arrepentimiento continuo, la transformación mutua, y el desmantelamiento del marco de supremacía blanca. Estoy comprometido a actuar de maneras que exhiban y proclamen que las vidas de las personas Negras importan. No podemos aceptar la complicidad silenciosa mientras acogemos nuestra nueva identidad como Conferencia Mosaic. Dios nos está llamando a algo nuevo que significa dejar algunas cosas atrás, incluyendo nuestra historia como los Callados de la Tierra.
Uno de nuestros legados como Menonitas en Filadelfia fue ser parte de la primera protesta pública de personas blancas contra esclavitud en este hemisferio. Quiero liderar en formas que nos ayuden el recuperar la fuente de espiritualidad profunda que empodero nuestros antepasados Menonitas de hablar en contra de la injusticia y la inhumanidad. Aquellos de nosotros quienes somos Menonitas blancos hemos perdido algo de aquel fuego espiritual y capacidad en nuestra comodidad relativa. Jesús no dudó en decir la verdad y dar testimonio tanto a las autoridades religiosas como civiles. Tampoco nosotros.
En nuestra novedad como Conferencia Mosaic, en medio de agitación social, en medio de una pandemia, aun creo que el Espíritu esta sobre nosotros con poder para testificar. En estos días, el dar testimonio incluye el enfatizar el valor de las vidas de los Negros. Esto significa el llorar no solo por paz sino también por justicia. Esto significa el lamentar juntos y buscar justicia juntos, sabiendo que Jesús promete que seremos tanto consolados como satisfechos.
El trabajo nos espera delante de nosotros, en nosotros, y en todo nuestro alrededor. Y se con seguridad que Dios está en esto con nosotros.