Rápidamente llegamos al estadio de los phillies caminando a paso de desinterés, en lo que a mí respecta y frente a lo que acostumbro siempre que voy a presenciar un espectáculo futbolístico. En el fondo se escuchaba la música del juego iniciado diez minutos antes -ah, ese órgano-, pero la gente andaba por todos lados, como ovejas descarriadas; boleta paga y comida servida. Nosotros tuvimos hasta tiempo de tomarnos una foto, discutir sobre el mercado que parecía el estadio, un sitio donde quizá el cristo del fútbol habría causado un escándalo; pero aquí en la tierra más fecunda de deportes era al parecer el objeto, desplazando al béisbol a la grada de las simples excusas.
Después de 40 minutos de strikes, comerciales y saludos a la cámara yo ya empezaba a ser una presa más de ese tipo de amor que predican los viejos, que anuncian la venida del reino de la madurez y recompensan la fascinación por el sosiego y la parsimonia. Cuando de repente llegó el ‘home-run’ -¡llegó el ‘home-run’!- y estalló el estadio. Todo lo anterior, el camino de casa hasta acá, las boletas, las palomitas y la paciencia -sobre todo la pacienciáa-, pertenecían ese justo momento -yo era nuevo y no lo sabía-; todo lo pagaba ese batazo providencial del jugador que auguró la canción de rock.
Seis meses atrás yo estaba en Colombia, necesitado de esa misma actitud de espera mansa y labriega que posee a los aficionados del bate y la pelota, mientras me consumía la ansiedad ávida de deseo que invade hasta a los hinchas más refinados del fútbol. Y entonces pasó lo mismo, un ‘home-run’ -amigos de infancia, aprendí que no es ‘hong room’-. La jugada que lo pagaba todo, la que llegaría en cualquier momento pero sobre todo hacia el final, envuelta en un sobre de mensaje digital que me enviaban Matt y Kristin:
“Buen día Javier, esperamos que estés bien. Te escribimos para informarte sobre una oportunidad para tu año en IVEP. La coordinadora internacional cree que sería una buena oportunidad para tí. La organización es Franconia Mennonite Conference y la posición es Intercultural Communication Associate”.
Enseguida cuadramos una entrevista que al final salió de maravilla. Me parecía que les estaba gustando la novelería cómica de mi inglés criollo y por mi parte podía sentirme felizmente cómodo con ese encuentro dígital que yo empezaría a considerar como de bienvenida y no, como se me había introducido, de selección. Desde entonces Franconia se convirtió en el acontecimiento más importante de mi año superando la navidad… yo ya era tan de Franconia, sin siquiera haber abordado vuelo ni tener visa…
«En el estadio de béisbol estudiaba la pantalla gigante mucho más que los movimientos de los jugadores. Y mi sorpresa por las gambetas futboleras era remplazada por mi sorpresa a las estadisticas deportivas de cada jugador; ¿tan difícil era realizar un ‘home-run’ que había jugadores con apenas dos en muchos años de carrera? Mientras había números en algunas fichas que exigían al menos uno por juego a rebuscados jugadores indicados por el mismísimo dedo de Dios ¿a otros habría que acuñar el prodigio a las reservas de los milagros de la fe?
Seguramente lo mío con Franconia era de estos milagros de la fe. Yo no tenía ni por las curvas -ni cerca- una idea vaga de qué era Franconia Conference y ni siquiera estaba entre mis más de 50 opciones de trabajo que MCC me había enviado en el diciembre del 2018. Sólo había llegado, tan ideal como una relación sentimental sospechosa, y me tenía saltando de un pie.
Entonces el sentimiento me mereció la solemnidad del más sincero agradecimiento a Dios y a la vida ¡Cuántas oraciones y deseos con los años, desde esa Suacha nuestra, por poder trabajar con comunidades inmigrantes a la vez que hacía este oficio que estudio! En Colombia decimos ‘como caído del cielo’. Así que ¿por qué estoy acá?, porque después de todo soy un simple suertudo con un buen amigo que de hobbie suele contar las hojas que caen de los árboles.
-Dato personal: Me pareció hasta medio ofensivo, a pesar que es a la vez un maravilloso rasgo de identidad, que en otro correo, luego de la video llamada con Franconia, MCC me escribiera algo así como: ‘¿Cómo te pareció el trabajo? ¿Sí te gustó? Porque si quieres podemos mirar otras opciones’.
Pdta: Gracias Hendy por comprar esas boletas y venir conmigo al estadio.
Autor: B. Javier Márquez
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