por Javier Márquez, Conferencia comunicación pasante
Hablamos con el pastor Óscar Domínguez de los trabajos que están realizando las iglesias anabautistas de México para tratar de responder a la crisis de hambre e inseguridad económica que hoy viven las familias. En México pasa algo más grave, que es la certeza de ocultamiento de información sobre los datos reales de la pandemia, que suelen estar muy por debajo de otros datos de instituciones privadas y sin ánimo de lucro o públicas pero independientes del gobierno.
Conociendo esto, y observando los datos estadísticos sobre la pandemia del Departamento de Virología de la Universidad Nacional Autónoma de México, fue que los hermanos y hermanas de Conferencia de Iglesias Evangélicas Anabautistas Menonitas de México (CIEAMM) empezaron a tomar medidas de colaboración mutua, con el objetivo de soportar el inminente periodo de escasez que se acercaba como una ola sobre su costa.
El pastor Oscar nos cuenta que además de un tiempo de retos fue un momento que permitió descubrir muchos talentos de diferentes personas en las iglesias y orientados al cuidado mutuo y al servicio.
Se diría que las primeras semanas de la pandemia fueron para las iglesias en México un periodo de transición, donde cada una necesitó adaptarse a las nuevas tecnologías, aprender a aprovechar cada una sus recursos y a enfrentar sus limitaciones.
“Si no los mataba el virus los mataba el hambre. Javier, tú conoces la situación laboral de nuestros países latinos, que nuestras economías son informales y por lo tanto nuestras familias viven de su trabajo independiente. Estar en casa significaba no ganar dinero y por lo mismo no tener cómo pagar las facturas ni comprar la comida. Era importante que la iglesia se preguntara cómo ayudar y viera maneras para hacerlo” pastor Oscar Domínguez.
Así que cada iglesia empezó a buscar maneras de ayudar como dando canastas de comida donada, contactar bancos de alimentos, compartir la comida sobrante con otras familias. En la iglesia del pastor Oscar crearon un monitoreo coordinado entre los hermanos y las hermanas de la iglesia para saber quién era la persona más necesitada en ese momento, quién por ejemplo acababa de perder el empleo, quién era una mujer cabeza de hogar, en qué hogares había más bocas que alimentar.
“Lo importante era compartir con amor, cuidarnos entre nosotros, pero también compartir con los que menos tienen, personas incluso que no son parte de nuestras iglesias pero son parte de la comunidad y necesitan la ayuda, pero escúchame, sin ningún tipo de proselitismo religioso. Ha sido siempre una cuestión de genuina generosidad, una acción explicita de amor” Pastor Oscar Domínguez.
El pastor Oscar resalta que todo se ha mantenido gracias a la generosidad de las personas de las iglesias y a las donaciones. Una de ellas, y de mucho valor, fue la del Fondo Shalom que la conferencia envió a CIEAMM y también una donación de despensas o mercados que hizo el Comité Central Menonita. Me cuenta la historia de la hermana Adela, una anciana en silla de ruedas que al recibir una despensa le envió una foto agradeciendo junto a sus nietos. “Los ojos de esos niños cuando recibieron la bolsa llena de alimentos, cómo buscaban y contemplaban cada cosita de la canasta, decían abuela somos ricos…”. Desde la imagen de ZOOM veo que el pastor Oscar hace un esfuerzo para no llorar. También me contó un testimonio de un señor ciego a quien la hermana Elodia, una mujer anciana y viuda, le preparó una caja de alimentos con lo poco que ella tenía en su despensa, pero le pidió al hombre que se desplazara para recoger los víveres y en el camino se le quebró el bastón, que son sus ojos. Frente a esto se despertó otra acción de generosidad de la hermandad de la iglesia que le compró uno nuevo.