Por Javier Márquez
El paso del huracán Milton por Florida dejó un rastro de destrucción, pero también fue un momento de fortaleza y esperanza para las iglesias hispanas que conforman la Conferencia Mosaico. Los pastores de estas comunidades vivieron momentos de incertidumbre, pero sus testimonios revelan una fe inquebrantable y una red de apoyo mutuo que los mantuvo firmes frente a la tormenta.
Preparativos y Protección:
Los pastores Secundino Casas y Haroldo Núñez, entre otros líderes de la conferencia, compartieron sus experiencias sobre cómo se prepararon para el huracán Milton. El Pastor Secundino Casas relató que, a pesar de contar con tiempo para prepararse, se aseguraron de adquirir lo necesario para la supervivencia, como agua, comida enlatada y gas. Además, cubrieron las ventanas con madera para proteger las casas de los fuertes vientos. “Lo primero que hicimos fue encomendarnos a Dios con oraciones, y luego nos refugiamos en un lugar que considerábamos seguro”, comentó. Este primer paso de oración fue común entre los pastores, quienes veían en la fe una protección adicional.
Por su parte, el Pastor Haroldo Núñez explicó que su preparación incluyó medidas prácticas, como poner protecciones en las ventanas y puertas y contar con un generador para pasar los días sin electricidad. Además, se mantuvieron atentos a los informes meteorológicos para saber cómo se desarrollaba la tormenta y qué áreas requerían evacuación. “La tranquilidad fue clave. Sabíamos lo que estaba por venir, pero no nos desesperamos”, indicó el Pastor Núñez.
La Tormenta: Fe y Resiliencia en el Corazón de la Crisis
Cuando el huracán Milton comenzó a azotar la región, los pastores enfrentaron la incertidumbre con confianza en Dios. A pesar de las llamadas de parientes y amigos preocupados por su bienestar, la comunidad se mantuvo unida en la fe. “Tuvimos la confianza de que Dios nos cuidaría”, dijo el Pastor Núñez. Esta tranquilidad fue esencial para enfrentar las dificultades, especialmente cuando se perdió la comunicación y la electricidad.
Sin embargo, los sentimientos fueron mixtos. Aunque la fe permaneció firme, las emociones fueron contradictorias. El Pastor Secundino Casas expresó que, por un lado, confiaba plenamente en que Dios los protegería, pero, por otro, sintió algo de culpa por no haber salido de Florida antes del impacto del huracán, especialmente al ver el temor en sus hijas. “Aunque mi fe se mantuvo intacta, sentí impotencia y culpa al ver el temor en mis hijas”, compartió.
La Comunidad como Pilar: Apoyo Mutuo en la Tormenta
La iglesia y la comunidad local desempeñaron un papel fundamental durante y después de la tormenta. El Pastor Núñez destacó que, además del apoyo de los líderes de la iglesia que enviaron mensajes de aliento, los vecinos en la comunidad de Ellenton también estuvieron muy involucrados, ayudándose mutuamente en todo momento. “El mayor apoyo vino de los vecinos de nuestra comunidad. Todos estábamos ayudando los unos a los otros”, comentó.
A pesar de los daños materiales, que incluyeron árboles caídos, cercas destruidas y techos dañados, el sentido de unidad y la fe fueron lo que realmente se destacaron. El Pastor Casas habló sobre la fortaleza de la comunidad de fe: “Shalom es una comunidad muy unida, y en situaciones como esta, buena o mala, estamos siempre juntos”. Esta unión se reflejó en la forma en que todos se apoyaron durante la emergencia.
Las Consecuencias: Daños, Desafíos y Esperanza en la Recuperación
Tras el paso del huracán, los daños fueron considerables, pero afortunadamente no hubo víctimas fatales. “El huracán nos impactó cerca de las 9 p.m. y aunque los vientos fuertes de 100 millas por hora causaron algunos daños, no hubo fatalidades”, señaló el Pastor Núñez. Los árboles arrancados y las cercas torcidas fueron los daños más visibles, pero la comunidad rápidamente comenzó a repararlos.
El Pastor Casas, por su parte, experimentó inundaciones en su propiedad y la caída de varios árboles. “Fue devastador ver la destrucción, pero al mismo tiempo sabíamos que Dios nos había guardado la vida”, expresó con gratitud. A pesar de las pérdidas materiales, la comunidad se mantuvo firme y resiliente, impulsada por la fe.
Una Inspiración que No Cesa: Confianza en las Promesas de Dios
A lo largo del paso del huracán, tanto el Pastor Casas como el Pastor Núñez encontraron inspiración y consuelo en las Escrituras. El Pastor Núñez recordó el versículo de Salmo 27:1, que les dio paz y esperanza: “El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré?”. Por su parte, el Pastor Casas se aferró a la promesa de Mateo 28:20, recordando que Dios siempre está con ellos, incluso en las circunstancias más difíciles.
En resumen, la respuesta de los pastores y sus comunidades ante el huracán Milton fue un testimonio de fe, unidad y fortaleza. A pesar de los daños materiales y el temor, la esperanza en Dios y el apoyo mutuo fueron los pilares que los sostuvieron en medio de la tormenta. La experiencia no solo fortaleció a la iglesia local, sino que también evidenció el poder de la comunidad en momentos de crisis.