Parte 1
por Javier Márquez
En el mes de abril durante el 15 al 17 de abril la Conferencia Mosaico envió a Marco Güete y a Noel Santiago a visitar la Comunidad Anabautista de Medellín, donde Carlos Sánchez y Nidia Montoya nos recibieron y guiaron en un recorrido para conocer su ministerio.
Hemos preparado un corto reportaje lleno de fotos para que la conferencia y las iglesias conozcan este maravilloso ministerio.
Lo hemos llamado En las Sandalias de Jesús, porque la visita estuvo llena de recorridos y visitas, permitiéndonos conocer mejor esta inmensa ciudad colombiana y adentrándonos hasta la sala de los hogares que hacen parte de la iglesia que son un total de 40 familias.
Aunque no nos alcanzó el tiempo para visitar todas las casas, no obstante, logramos conocer y hablar con muchas familias, y vivir un tiempo muy especial.
Primero subimos en vuelo bajo en el metro cable sobre los barrios de la comuna 13 de Medellín, hasta que llegamos a la estación de las Margaritas en el sector de Robledo. Allí, Carlos nos pidió que esperáramos mientas él iba por pan y leche que repartiríamos en cada una de las visitas.
La agenda anotaba 14 visitas, y el camino entre los barrios era largo y tedioso, subiendo y bajando escaleras, atravesando pequeños arroyos que corrían por la montaña, caminando por cuadras y lomas hasta llegar a cada una de las casas.
Para cada visita Carlos no solo compra el pan y la lecha, sino que prepara una reflexión bíblica que comparte con las familias, con quienes comienza un tiempo de reflexión comunitaria de las escrituras, siempre prepara una corta reflexión bíblica.
Cuando él llega, siempre se encuentra con un hermano o hermana de la iglesia que vive en el sector y quienes también son líderes en la comunidad. Ellos le ayudan a hacer las visitas y viven en el sector.
Siempre que llegamos a una casa ellos nos reciben con amor y mucha alegría. Se han preparado para la visita, entonces han hecho café, o preparado jugo de fruta y nos han sacado cada una de sus mejores sillas, ubicándolas en sus pequeñas salas para que podamos sentarnos. Cuando las sillas no han sido suficientes, entonces han improvisado asientos poniendo baldes boca abajo, para que todos logremos estar sentados.
Cada casa es muy humilde y en cada pared han dejado huellas de sus vidas. Se ven retratos, regalos, recordatorios, cuadros y afiches en casi toda la pared. También las casas tienen vitrinas donde venden productos, o tienen helados caseros o ropa para la reventa. Son familias de lucha diaria que se ganan la vida diaria.
Siempre, en el momento de la oración, hay peticiones comunes: como la salud de alguien en el médico, por encontrar algún trabajo o por alguno de sus hijos, para que Dios los cuide donde estén, y sobre todo, los cuide de los grupos de crimen.
Las reflexiones suelen ser profundas y llenas de testimonios. Para estas visitas, Carlos preparó el texto de Mateo 5:9: “Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos e hijas de Dios”.
En cada casa Carlos tiene una historia, tiene algo que recordar con las familias, una pregunta sobre alguien que no se encuentra, y una palabra de ánimo para compartir. Los conoce muy bien y hace mucho tiempo, pero la comunidad sigue creciendo porque cada familia poco a poco va invitando a alguien para que participen de las visitas. Cuando vamos a salir de cada casa, Carlos les comparte el pan y la leche.
De esta manera vamos de casa en casa por los diferentes sectores de la ciudad: de norte a sur, y de este a oeste. Por la 13, por Manrique, Villaniza y Robledo. En los viajes Carlos nos explica sobre el contexto de Medellín, la situación de la ciudad y las situaciones concretas de las familias que estamos cerca a conocer. Casi siempre son familias rodeadas por el crimen, la guerra, el hambre, la falta de oportunidades laborales e incluso la discriminación.
En el próximo artículo compartiremos la segunda parte de esta increíble experiencia.
Javier Márquez
Javier Márquez es un pacifista y poeta anabautista colombiano y escritor de la publicación MenoTicias de MCUSA.
The opinions expressed in articles posted on Mosaic’s website are those of the author and may not reflect the official policy of Mosaic Conference. Mosaic is a large conference, crossing ethnicities, geographies, generations, theologies, and politics. Each person can only speak for themselves; no one can represent “the conference.” May God give us the grace to hear what the Spirit is speaking to us through people with whom we disagree and the humility and courage to love one another even when those disagreements can’t be bridged.
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