Cuando escuchas historias como estas no queda más que agradecer a Dios también por esos momentos de insatisfacción personal. Aquellos precisos instantes donde uno mismo siente que a pesar de cumplir con un plan trazado e incluso de haberlo hecho con el reconocimiento por voces externas, vas en un vuelo de vuelta a tu casa sabiendo que algo está incompleto en tu misión. Cada minuto crece ese remolino de frustración propia pero se convierte en un momento de creatividad, diseñado por el mismo Dios para que se de paso a algo nuevo.
Marco, volvía de ese modo de Canadá hacia Kansas luego de asistir a un campamento organizado por la iglesia Menonita de Canadá, donde se reunían simultáneamente anglosajones e hispanos. Iba Marco con la misión de dictar unos talleres en español sobre la historia anabautista y la reforma radical. Así que efectivamente Marco llegó al sitio, desplegó su material, y dictó su clase. Pero en el transcurso sucedió que Marco sintió que la clase no había llegado efectivamente a todos los estudiantes, debido a que estaba dictada en un lenguaje muy académico al que difícilmente le seguían el ritmo muchos de los estudiantes hispanos, quienes no podían tener las bases teóricas suficientes para comprenderle.
Fue fruto de esta insatisfacción y de un largo vuelo que nació la idea de un instituto bíblico diseñado para personas de cualquier índole intelectual, que sirviera simultáneamente para personas quienes apenas supieran leer y escribir como para personas que ya tuvieran un par de diplomas colgados a la espalda.
Marco llegó a su casa decidido a tramitar la idea desde el placer de la fantasía hacia los hechos. Por eso poco tiempo después invitó a un grupo de pastores, donde había una mujer, a un salón de conferencias en Kansas City, allí después de amasar y darle un par de vueltas a la idea sobre el fuego, nació el IBA. Corría el verano de 1986.
De inicio tenían que pedir material prestado a otros institutos pero luego de un largo proceso comenzaron a escribir sus propios libros. Marco recuerda especialmente los dos primeros libros que fueron escritos, el primero sobre la Historia de la Reforma Radical y el segundo, dos tomos, llamado Caminando por el Antiguo Testamento. Los libros fueron escritos por expertos en la materia, historiador y teólogo, pero seguían teniendo un vicio en su interior que era el lenguaje rudimentariamente técnico que no necesariamente era fácilmente leíble por cualquier estudiante, por eso Marco puso manos a la obra e intentó convertir los textos en materiales pedagógicos fácil de comprender. Al final tuvo éxito.
Marco Güete fue por sus primeros 14 años laborales director del IBA, en esa época retiró el cargo con 12 centros y más de 80 estudiantes, 12 tutores, y con casi la totalidad del material propio. Fue un hito, el IBA se convirtió en un instituto bíblico que iba a las iglesias debido a su método de abrir centros en las mismas comunidades donde se graduaban estudiantes. Debido a esto algunas conferencias adoptaron el IBA como su programa de acreditación pastoral. El IBA a ayudado a la iglesia en la preparación de sus líderes, en conservar una identidad misional y teológica anabautista y en ayudar a fortalecer la iglesia en general. Hace 5 años Marco volvió a la dirección del IBA, como antes, ahora invierte sus esfuerzos en dar continuidad y crecimiento al instituto. La iglesia en general agradece a Dios por la bendición que es el Instituto Bíblico Anabautista.
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