Así se dice en México cuando se quiere dejar en claro, que hacer de todo no es necesariamente dejarlo todo hecho de la manera más adecuada, o prestarse para ayudar en todas las direcciones puede acarrear la mala fortuna de no llegar a tiempo a ningún sitio. En el mundo hispano hablante tenemos muchas expresiones que quieren decir lo mismo, por ejemplo esa de que ‘el que mucho abarca poco aprieta´, o la que dice que ‘quien no sabe a dónde va, cualquier bus le sirve.’
Son ese tipo de dichos populares los que suelen abarcar una sabiduría profunda, este en particular: YO NO QUIERO SER AJONJOLÍ DE TODOS LOS MOLES, es la persona que expresa aplomo, solvencia y un profundo conocimiento de la labor. Por eso Fernando Loyola lo ha utilizado al tiempo que narra muchas de las peripecias que la Iglesia Centro de Alabanza ha tenido que librar.

“Ha sido importante identificar las necesidades reales que tienen las personas de la iglesia e incluso de la comunidad cercana, porque ayudas podemos dar muchas, pero la pregunta es dónde debemos concentrar nuestros esfuerzos” Fernando Loyola.
En la iglesia Centro de Alabanza de Filadelfia, recién iniciada la pandemia, se pudo evidenciar el trabajo duro de sus líderes. Fernando explica que pudo incluso ser desesperante al comienzo, tantas voces en necesidad, tantos casos de cuidado, tan pocas manos, e incluso la falta de fuerzas propias para cubrirlo todo. Su familia incluso se enfermó toda de Covid, junto a la preocupación por la salud propia, se sumaba la preocupación por estar cada vez más incapacitados para cubrir las necesidades que seguían en aumento.
En este escenario lo único posible era poner la esperanza en el Señor, Él respondió con el surgimiento de voluntades dentro de la comunidad que estuvieron dispuestas a ayudar incluso cuando no supieran cómo hacerlo. Así, en la iglesia durante todo este tiempo se han adaptado diferente tipo de ayudas: de comida, de asistencia estudiantil, han conectado la iglesia con el sistema de salud para brindar pruebas Covid y han trabajado incansablemente para ayudar a los inmigrantes indocumentados, quienes no gozan de los subsidios del gobierno.
El pastor Fernando Loyola hoy ha llegado a una conclusión importante: “He aprendido más que nunca cuál es el valor de la comunidad, y más cuando se ha tratado de una comunidad intercultural.”