“Pensar fuera de la bolsa…”
“Dios nos da paciencia y determinación…”
“Muchos cambios requieren de tiempo, a veces años, esfuerzo, paciencia…”
“Dios nos ha puesto por alguna razón…”
“Estoy abierta a ideas y maneras de expresar el amor de Dios en cualquier lugar…”
Estas son apenas un ejemplo de las frases que podrías pescar en una conversación con Marisa Smucker.
Marisa Smucker es una mujer hermosa, piel canela, ojos cafés, cabello rizado, sonrisa inmensa. Los anteojos que usa no son un utensilio decorativo, tienen una doble función, la primera y más obvia es dar apoyo a sus ojos que se les dificulta ver, pero la segunda y más interesante, es que sirven también como una prenda que caracteriza fácilmente esa vocación que tiene de observar detalladamente.
Adoptada en Costa Rica y llevada a Elkhart
Siendo de apenas 19 meses de nacida fue adoptada por sus nuevos padres en Costa Rica y llevada a Elkhart County, Indiana. De este modo creció en los Estados Unidos en el calor de su nueva familia. Tuvo una educación basada en la fe cristiana y fue a una universidad Menonita para graduarse como trabajadora Social.
A su carro no le tenía el más mínimo cariño
Recién graduada aplicó a un trabajo voluntario y después continuó trabajando y viviendo en la ciudad de Pittsburg con jóvenes y pastores de la comunidad. Un día, al abrir sus ojos y al bajar al garaje vió su carro, noto súbitamente que no le tenía el más mínimo cariño y se fue caminando. Así explica Marisa que sucedió: Dios le estaba haciendo sentir que era tiempo de cambiar de aires, de salir de aquella ciudad donde había estado por los últimos 12 años de vida.
Más tarde vivió en su país natal por más de 7 años, enseñó inglés y se conectó con su tierra natal, comiendo lo que los costarricenses comen, aprendiendo sus chistes y su manera de hablar el español. Una mañana, recuerda Marisa, escuchó una voz en su habitación que le decía “Es tiempo.”
-No estaba lista, pero le dije que sí al Señor, que solo necesitaba un año-
Pronto aplicaría a una vacante con la Agencia Menonita de Misiones que es donde actualmente trabaja. Este nuevo trabajo, que es desde Goshen Indiana, resulto ser una respuesta del inmenso cariño por parte de Dios, porque desde aquí Marisa siente que hace lo que más ama. En su trabajo habla con pastores y conecta a personas que tienen el deseo de servir de una manera misionera con oportunidades de servicio.
Cuando piensa en su trabajo, en lo importante que es poder desenvolverse en un ambiente multicultural, entonces sabe que en su vida todo ha sido un camino dirigido por Dios por su motivo eterno.
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