Sandra conoció a Dios de la manera menos inusual. Una vecina que residía en el mismo edificio donde ella y su familia vivían, les habló de Dios. Sin hacer esta historia larga, ella escuchó y aceptó el plan de salvación. Su vida cambió, aunque los retos seguían. Inicialmente no asistía a una iglesia de fe anabautista. Sus primeros pasos en la fe cristiana-evangélica iniciaron en la iglesia pentecostal. Fue al pasar de los años cuando todavía su domicilio se encontraba en Nueva York que ella y su esposo escucharon de la iglesia menonita.
Nos preguntamos: ¿Qué hizo que Sandra dejará la fe carismática, pentecostal y teológicamente diferente a la fe anabautista? ¿Será el amor por el prójimo que predicaba Menno Simon? ¿El activismo por las causas sociales? ¿Qué la llevó a tomar esa importante decisión?
En la fe anabautista “yo encontré un lugar, un hogar en donde podía pertenecer. El cuidado con el que se hablaba de la relación entre Dios y su pueblo. No un Dios que está sentado en un trono oprimiendo, sino que muestra su cara de amor y compasión por todos y todas. En especial por el débil, el extranjero; marcaron un antes y un después en mi relación con Él.”
Seguir soñando
Sandra como el primer día que pisó suelo americano tenía la firme convicción de avanzar casi un sueño imposible de hacer realidad pero que se cumplió. Ella seguía soñando y como dijo Keiko Nagita, en su obra literaria de estilo progresista, llamada –Candy Candy la historia definitiva– “hay que seguir soñando … todos somos libres de soñar con lo que queramos por muy increíbles que puedan ser nuestros sueños”.
Dios abrió las puertas en el momento y tiempo adecuados. Sandra y su familia pudieron ir a Goshen College en Indiana. Ella pudo estudiar inglés con el propósito de cualificar este idioma mediante el examen TOEFL iBT. Para de esta forma entrar a competir en el campo laboral estadounidense. No todo fue color de rosas y días azules para Sandra. Ella tenía que superar otro reto más. Lograr traer a su mamá desde Colombia para que pudiera disfrutar junto con ella y su familia mejores días. Al fin después de muchos obstáculos su mamá pudo llegar a los Estados Unidos para tener independencia y desarrollo personal y del mismo modo apoyar a Sandra y a su familia en las labores de la casa.
La historia de Sandra no termino solo allí en Goshen. Ella pudo con la ayuda de muchas personas y de Dios llegar a estudiar cosmetología y asistente médico. Ejerció estas profesiones en diferentes estados del país. Encontrando balance entre su trabajo y su vida personal. Apoyó a su esposo cuando entró al seminario bíblico para adelantar sus estudios teológicos. Ayudó a su madre a encontrar libertad financiera y personal. Formó hijos e hijas útiles para la sociedad. De esta manera fue como Sandra logró superar todos los gigantes que se alzaban como grandes molinos, con determinación, esfuerzo y humildad. En un país que día a día corre sin descanso, busca que todo sea hecho al instante, el llamado efecto microondas o exprés que entre tanto afán pierde la belleza de ver un nuevo amanecer y presenciar un atardecer. En otras palabras, la belleza de vivir.
Para finalizar, Sandra en su propia reflexión dice “Hoy estoy viviendo los sueños imposibles que visualicé hace más de 50 años atrás cuando llegué con ese abrigo pesado acá a los Estados Unidos. Si no hubiera sido decidida y no hubiera actuado no estaría hoy donde estoy. Dios ha sido bueno, la vida es bella”.
The opinions expressed in articles posted on Mosaic’s website are those of the author and may not reflect the official policy of Mosaic Conference. Mosaic is a large conference, crossing ethnicities, geographies, generations, theologies, and politics. Each person can only speak for themselves; no one can represent “the conference.” May God give us the grace to hear what the Spirit is speaking to us through people with whom we disagree and the humility and courage to love one another even when those disagreements can’t be bridged.