La iglesia Centro de Alabanzas optó por llamar este año el retiro de varones que recientemente se realizó en Blooming Glen, Souderton, “Caídos pero no Vencidos”, título con el cual quisieron resaltar el tiempo difícil que han tenido los hombres –las mujeres también- en estos días de pandemia, y sobre todo aquellos hombres que fungen como único sostén económico de sus hogares.
Cansancio físico, emocional y espiritual
El pastor Fernando Loyola y su lideres han atinado en el detalle de observar esa línea general que ha sido el cansancio recaído en los hermanos de su congregación Centro de Alabanza. Cansancio físico, emocional y espiritual, luego de una pandemia que tomó año y medio en dejar los picos de las salas de urgencias en los hospitales, que aún hoy en día sigue presente. Se sobreentiende que sus consecuencias tanto en la economía como en la salud pública se extenderán durante los siguientes años.
“La biblia en ningún sitio nos habla de súper hombres, o de súper héroes o de súper esposos. No, por el contrario nos habla de hombres comunes y corrientes que muchas veces tienen el deseo de botar la toalla”, menciona el pastor Fernando, quien a su vez preparó una plática para los asistentes al retiro en la cual se refirió a ese momento sombrío que vivió Juan el Bautista durante el crepúsculo de su vida en la cárcel. Era, según la reflexión del Pastor Fernando, tan difícil la situación de Juan que incluso dudó de Jesús como Mesías y envió a sus discípulos para que lo interrogaran sobre si era realmente él a quien esperaban.
Se oró como comunidad, se alabó al Señor
De ese modo, como el pastor Fernando explicó, las personas podemos vivir situaciones que nos arrinconan a esquinas como en la que Juan el Bautista se encontraba, y que nos hacen dudar de la ayuda de Dios, pero ahí es justamente donde Él se ratifica en su lugar de tenerlo todo bajo control, donde además nos sostiene y nos confirma.
Junto al pastor, los hermanos Daniel Barlow y Randy Shelly, compartieron palabras de ánimo y ofrecieron entrenamiento durante el retiro.
No solo hubo charlas, sino que además se oró como comunidad, se alabó al Señor y se compartieron momentos de fraternidad, de relajamiento y de diversión. Los hermanos pudieron realizar senderismo por las montañas y gracias a un hermano de la Iglesia Menonita de Souderton, también se pudieron dar un chapuzón en la piscina.
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