En todos los tiempos de la historia de la humanidad la gente se ha movido a países donde hay trabajo y seguridad económica. Hoy, muchos africanos están llegando a Italia y España, árabes se movilizan a Francia y Alemania, suramericanos y árabes se mueven a Estados Unidos.
En el pasado hace más de tres mil años Elimelec, impulsado por el hambre se fue a morar con su esposa Noemí por más de diez años a Moab. En Moab, muere él y sus tres hijos, dejando tres mujeres viudas llenas de angustia, duda y muerte. Sus vidas estaban llenas de desolación y caos.
En este tiempo, ahora en estos días, hoy, en Estados Unidos, millones de personas están viviendo la misma experiencia de Noemí y sus dos nueras. La misma experiencia de los judíos en Alemania y casi toda Europa bajo la persecución nazi en los años cuarenta. La misma experiencia de la persecución de los negros por parte de la supremacía blanca en los Estados Unidos en los años sesenta.
La migración es un derecho universal. La libertad para migrar figura como derecho en la Declaración Universal de Derechos Humanos, este documento internacional fue adoptado en 1948. Este documento describe los derechos fundamentales individuales y las libertades más básicas que les corresponden a todos los seres humanos, incluida la solicitud de asilo en otros países. El derecho a pedir asilo también es parte integral de la legislación de Estados Unidos.
Todo ser humano perseguido y amenazado en su país tiene el derecho a migrar, la mayoría duda mucho prefieren quedarse en casa. Están abandonando sus raíces, su familia, su cultura, su comida. Están siendo expulsados y apartados de lo que aman.
La historia se repite y el poderoso persigue al que está en desventaja. Los invisibles o los que no tienen documentos legales para permanecer en este gran país, están bajo grandes redadas por el nuevo gobierno, deteniendo a padres y madres separándolos de sus hijos y deportándolos. Los niños tienen terror de asistir a las escuelas y los padres de ir a trabajar. Es un pueblo en pánico, caos y desolación. Miles y miles, por no decir millones, de los invisibles, son miembros de las iglesias y muchos son de nuestra iglesia Menonita. En la historia de Elimelec, Noemí y Ruth hubo redención por parte de un hombre Booz, que uso Dios como su instrumento. La iglesia es hoy el instrumento de Dios y la iglesia somos todos aquellos que participamos en ella.
The opinions expressed in articles posted on Mosaic’s website are those of the author and may not reflect the official policy of Mosaic Conference. Mosaic is a large conference, crossing ethnicities, geographies, generations, theologies, and politics. Each person can only speak for themselves; no one can represent “the conference.” May God give us the grace to hear what the Spirit is speaking to us through people with whom we disagree and the humility and courage to love one another even when those disagreements can’t be bridged.
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