La comunidad hispana no somos nada ajenos a sentirnos rechazados, discriminados, reducidos y atacados por motivos racistas. Solemos guardar en moribundo silencio esos recuerdos que nos muerde la lengua. Mal hacemos. Eso se debe en mucho sentido a nuestra cultura, que es la cultura del aguante cualquier cosa, del soporte de todos los bultos que nos pongan en la espalda, porque somos valientes, porque toca demostrar que nada nos vence. De todos modos, aunque esa sonrisa de pueblo latino es el poema épico más maravilloso que nuestra estirpe pueda cantar, es indispensable, en el sentido urgente, de desaprender y comenzar a pasar por la narración, por el acento de nuestras voces, la denuncia de lo malo que nos hacen y quienes son los actores de eso malo que nos hacen.
Por eso aquel dolor debe de ser un motivo para solidarizarnos con aquellos y aquellas que pasan por semejantes cosas. Como comunidad hispana no podemos callar, mejor dicho, no podemos simplemente murmurar, con toda esta escalada de odio que viene creciendo en los Estados Unidos en contra de nuestros hermanos y hermanas asiáticos.
Como buenos hispanos, “Lo que es con usted, es conmigo”. Que viva la rabia santa, la indignación por el mal que hacen a otros y otras. Como esas veces que Jesús se indignó y le dio rabia cuando una masa de ignorantes cegados por el odio iba a apedrear a una mujer.
El pastor indonesio Aldo Siahan, testifica: “La comunidad indonesia en filadelfia experimentamos el vivir con miedo, especialmente desde el ataque en Atlanta, el ataque en San Francisco, el ataque en Nueva York. También hay dos jóvenes indonesios que recibieron otro crimen de odio a mitad del mes de marzo. Nosotros como comunidad indonesia nos mantenemos juntos, escribimos una carta a nuestro gobernador, nosotros estuvimos juntos entre los grupos indonesios, para levantarnos y decir No más odio a los asiáticos. Creemos que esto empezó gracias al anterior presidente al decir que era la Gripe China… Él con esas declaraciones culpó a la comunidad asiática del Covid-19.”
Me gustaría pedir a mis hermanos y hermanas hispanos que oren y que trabajen con nosotros porque en este país, especialmente este racismo sistemático que viene de la supremacía blanca, creen que ellos tienen poderes especiales, piensan que esta tierra les pertenece, ellos simplemente
odian cualquier persona de color… Por favor tengan cuidado y vamos a trabajar juntos para llevar nuestra voz hacia la justicia.”
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