This article was translated from English to Spanish by Andres Castillo
Soy orgulloso padre de tres niños, y los amo aunque se pelean mucho. Se competen por la atención de sus padres y para probar su dominio el uno sobre el otro.
La rivalidad entre mis hijos puede rápidamente volverse muy violenta. Cuando se pelean les digo, “Recuerden que son hermanos. Las manos se usan para cuidar a otros, no para dar golpes. Nunca digan, ‘odio a mi hermano’, pues hay que cuidar y protegernos el uno al otro”.
Cuando uno de mis hijos llora después de recibir un golpe, yo pregunto, “¿Por qué está llorando tu hermano?” Con frecuencia la respuesta es, “No sé”. La primera reacción es una negación.
El Señor le hizo una pregunta parecida a Caín cuando mató a su hermano: “¿Dónde está Abel tu hermano?” Y él respondió: “No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?” (Génesis 4:9) Así como mis hijos, dio una negación. Quizás Caín consideró a Abel un competidor más que un hermano querido.
“No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?” (Génesis 4:9)
Hoy en día, si les preguntáramos a Travis y Gregory McMichael— “¿Dónde está Ahmaud Arbery, el hermano suyo?”—quizás responderían: “No es hermano nuestro. Es un peligro, por eso lo matamos.”
Y si se le preguntara a Robert Aaron Long, “¿Dónde están las hermanas tuyas? ¿Dónde están Soon Chung Park, Hyun Jung Grant, Suncha Kim, Yong Ae Yue, Xiaojie Tan, Delaina Yaun y Daoyou Feng?”
Tal vez diría: “No sé, pues nunca las he considerado hermanas mías. Si las fueran, no las habría matado a disparos.”
Las personas hoy en día están muriendo, sufren de ataques e insultos. Les dicen, “¡váyanse para donde vinieron!” simplemente porque no tienen el mismo color de piel y porque sus ojos tienen formas distintas de los de la cultura dominante.
¿Y por qué hay tanto odio y miedo de estas diferencias?
Para ser sincero, no sé, pero sé que todos compartimos los mismos antepasados. Somos todos los descendientes de Eva y Adán, hechos a imagen de Dios. Somos todos hermanos y hermanas.
Estudios científicos recientes confirman que los seres humanos somos más relacionados de lo que pensábamos. Susanna Manrubia, bióloga teórica evolutiva del Centro Nacional de Biotecnología (España), dice que, “Todos llevamos los genes de los mismos antepasados”.
Quizás olvidamos que somos una sola raza: la raza humana, la humanidad. En estos tiempos turbulentos, los seguidores de Cristo necesitamos alzar la voz contra el racismo y la violencia, sea personal o sistemática. Hay que confesar nuestros pecados y lamentar con los que ya lo hacen. Es hora de construir puentes de amistad y solidaridad entre culturas.
El Enemigo utiliza el temor para controlar, oprimir y dominar. El miedo del otro, entonces, es arma del mal. Como fieles, necesitamos desmantelar este arma, romper las barreras culturales, disipar mitos y refutar los estereotipos.
Existe un dicho indonesio, “Tak kenal maka tak sayang,” que quiere decir, “No se puede amar a alguien que no conoces.”
Creo que en cualquier conflicto hay oportunidad de conocerse mejor el uno al otro, aprender de otros y ser transformados juntos.
Jesucristo murió por nosotros porque nos ama. Su sangre fue derramada para que pudiéramos sanar y unirnos como hermanos y hermanas. La sangre de Cristo es suficiente para todos. Hagamos nuestra parte para que no se derrame más sangre de nuestros hermanos y hermanas.
The opinions expressed in articles posted on Mosaic’s website are those of the author and may not reflect the official policy of Mosaic Conference. Mosaic is a large conference, crossing ethnicities, geographies, generations, theologies, and politics. Each person can only speak for themselves; no one can represent “the conference.” May God give us the grace to hear what the Spirit is speaking to us through people with whom we disagree and the humility and courage to love one another even when those disagreements can’t be bridged.
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