La primavera debe ser la estación que más espero. Crecí en Indonesia donde solo hay dos: la lluviosa y la árida. Cuando me mudé a Filadelfia, aprendí a apreciar los cambios de las cuatro estaciones.
La primavera, el verano, el otoño y el invierno. Mientras cambian las estaciones, aprecio que la Tierra siga girando y que el tiempo continúe pasando. Después del frío intenso del invierno, la primavera viene dando calor y luz a las vidas de todos. Después del calor sofocante del verano, el otoño viene a ofrecer sus brisas suaves, caen las hojas.
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
ECLESIASTÉS 3:1-8 (RVR1960)
Tiempo de nacer, y tiempo de morir;
Tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
Tiempo de matar, y tiempo de curar;
Tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
Tiempo de llorar, y tiempo de reír;
Tiempo de endechar, y tiempo de bailar;
Tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras;
Tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;
Tiempo de buscar, y tiempo de perder;
Tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
Tiempo de romper, y tiempo de coser;
Tiempo de callar, y tiempo de hablar;
Tiempo de amar, y tiempo de aborrecer;
Tiempo de guerra, y tiempo de paz.
Esta primavera ha sido para mí un tiempo de estar triste, de llorar y lamentar. Seguimos en esta pandemia, y constantemente me llegan noticias de personas que murieron muy temprano en la vida.
El mes pasado supe del tiroteo atroz en Atlanta, junto con la cantidad creciente de retórica y delito racial contra la gente asiática en Estados Unidos. Comencé a dudar de mi identidad y seguridad como mujer asiática en este país.
La semana pasada, me enteré de una balacera donde se perdió la vida de un joven negro, muerte que debería haber prevenida, pero que ocurrió de todos modos. Estoy aprendiendo y lamentando que tengamos un sistema defectuoso que arriesga a las personas de color.
Pero así como hay tiempo de estar triste, llorar y lamentar, Dios me recordó que también hay tiempo de curar, edificar y buscar paz.
Elijo enfocarme en las cosas que puedo controlar.
Elijo buscar esperanza en lugares ignorados. Vi muchas comunidades organizando sitios de vacunación del COVID-19 como intentos de mantener a la gente protegida. Cuando recibí la segunda dosis de la vacuna, me dio esperanza; empecé a sanar. Mientras me deshago de ideologías problemáticas y aprendo a ser un mejor miembro de la comunidad, espero ayudar a mejorar las cosas, aunque sea poco a poco. ¡Queda mucho por hacer! Aunque está bien estar enojado, triste o decepcionado en ocasiones, nos debemos enfocar en el sanar y hacer cambios tangibles, aunque sean pequeños. Mientras el ciclo de lamento continúa, espero que podamos unirnos a ser la risa y el baile.
The opinions expressed in articles posted on Mosaic’s website are those of the author and may not reflect the official policy of Mosaic Conference. Mosaic is a large conference, crossing ethnicities, geographies, generations, theologies, and politics. Each person can only speak for themselves; no one can represent “the conference.” May God give us the grace to hear what the Spirit is speaking to us through people with whom we disagree and the humility and courage to love one another even when those disagreements can’t be bridged.
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