La mitad de la población mundial son gente asiática. Cuatro de los cinco países con las poblaciones más numerosas son asiáticos: China, la India, Indonesia y Pakistán (los Estados Unidos son el tercer en la lista, muy por detrás de las mil millones de personas en China y la India). En los EEUU solo 5% de la población—poco menos de 20 millones de personas—se identifica como asiáticos-estadounidenses.
Asia es muy diversa y abarca desde Israel hasta Vietnam, Sri Lanka hasta Siberia. Es hogar de la creciente fértil, contexto de mucha de la historia bíblica, y lugar de reinos e imperios antiguos. Hoy en día es la tierra de economías emergentes, peregrinación religiosa y a veces un poco de conflicto con el Oeste. Fareed Zakaria dice que “Asia” es una palabra occidental que quiere decir “lo otro”, otredad.
El hemisferio nuestro se extiende entre Asia y Europa, probablemente poblado originalmente por migrantes asiáticos que cruzaron a Alaska miles de años antes de que llegaran los europeos. De verdad, los EEUU están más cerca de Asia que de Europa. Sin embargo, nuestra política migratoria ha sido más injusta para la gente asiática que para europeos. Nuestros prejuicios se ven en cómo vemos las costumbres culturales, religiosas y sociales de la gente asiática, aunque sean vecinos o amigos.
A lo largo del año pasado, hubo un aumento alarmante de violencia contra la gente asiática en EEUU. Esta noche mientras escribo, ocho personas en Georgia—la mayoría de origen asiático—fueron asesinados a tiros a manos de un hombre de raza blanca. Mi colega Hendy Matahelemual escribió hace poco que estos prejuicios y esta violencia no son cosas nuevas, sino que hay más conciencia.
En la conferencia Mosaico tenemos casi 12 congregaciones miembros de la conferencia que tienen una mayoría de personas asiáticas o una población considerable de gente asiática. Ofrecemos contenido en tres idiomas asiáticos: el cantonés, el indonesio y el vietnamita. Los líderes y comunidades asiáticas cada vez más hacen una gran parte de nuestra identidad—Mosaico.
Las comunidades asiáticas generan ideas críticas del evangelismo, la comunidad, el discipulado y la conexión mundial, retando y expandiendo nuestras ideas de ser vecino y de la familia. He tenido el privilegio de colaborar estrechamente con los pastores súper comprometidos y trabajadores de las comunidades asiáticas de nuestra conferencia en las dos costas de EEUU. Yo personalmente asisto a una iglesia que tiene una mayoría de gente asiática, Philadelphia Praise Center. Mi vida se ha enriquecido por medio de estas colaboraciones y relaciones.
Como ministro ejecutivo de Mosaico, quiero destacar nuestro compromiso para la comunidad asiática de la conferencia. Vamos a continuar trabajando sobre los prejuicios contra la gente asiática en nuestras perspectivas personales y comunitarias. Condenamos la violencia contra la gente asiática-estadounidense en nuestras comunidades, lloramos juntos con aquellos que hayan experimentado violencia y nos comprometemos a escuchar las dificultades de los prejuicios y de la hostilidad, sea o no algo grave, contra la gente asiática-estadounidense.
Como conferencia continuamos a buscar maneras de honrar nuestra singularidad como parte del Mosaico de Dios. Somos una multitud de gente negra, blanca, latina, asiática e indígena. Como parte de un mosaico, somos individualmente únicos pero a la vez hacemos parte de algo más grande que Dios sigue transformando.
Nuestro camino se inicia por medio del Espíritu en el Pentecostés. Nuestro compromiso es encarnar la Buena Nueva en nuestro mundo imperfecto y bonito.
Ahora, vemos el quebrantamiento del prejuicio contra nuestros vecinos y amigos asiáticos. Celebramos la belleza de cada identidad asiática en la lengua, cultura y personalidad. En cada persona de origen asiático reconocemos la imagen del Creador que nos ha dado tanto amor, a nosotros los hijos de Dios.
The opinions expressed in articles posted on Mosaic’s website are those of the author and may not reflect the official policy of Mosaic Conference. Mosaic is a large conference, crossing ethnicities, geographies, generations, theologies, and politics. Each person can only speak for themselves; no one can represent “the conference.” May God give us the grace to hear what the Spirit is speaking to us through people with whom we disagree and the humility and courage to love one another even when those disagreements can’t be bridged.
This post is also available in: English (Inglés)
This post is also available in: English (Inglés)