This article is translated to Spanish by Andrés Castillo. Read the original article here: The Faith and Life Commission Gathering – Cultural Place, Identity, and Mission by Lindy Backues
La Comisión de la fe y la vida de Mosaico ofrece un espacio para que pastores y líderes acreditados puedan construir vínculos de amistad y de apoyo entre sí. Nos reunimos trimestralmente para analizar la Biblia y escuchar historias de cómo podemos interpretar y aplicar las escrituras. También oramos unos por otros y por las congregaciones a la luz de nuestras reflexiones. Intentamos desarrollar relaciones de confianza mutual y de responsabilidad, profundizando nuestras convicciones y nuestro involucramiento en las congregaciones que servimos.
A lo largo del año pasado, hemos echado un vistazo al tema de las misiones de la localidad, que se descompone en varios sub-temas: la sexualidad y el género (febrero de 2020), la identidad nacional y política (mayo de 2020), la condición socioeconómica (agosto de 2020) y la identidad pastoral (noviembre de 2020).
El febrero pasado, nos reunimos virtualmente para hablar de cómo las misiones de la localidad se relacionan con nuestras identidades culturales y con nuestras posiciones dentro de nuestras comunidades. Además, investigamos cómo nuestras identidades pueden hacer las cosas más difíciles con respecto a la eficacia de nuestro ministerio.
En Zoom formamos grupos de 4-5 personas y reflexionamos sobre Juan 4:4-26 a la luz de este tema. Sobre el encuentro inesperado de Jesús con la mujer samaritana al pozo, pensamos en las siguientes preguntas:
- ¿Cómo afectaron la identidad comunal, cultural y religiosa de Jesús como judío a su capaz de interactuar con la mujer samaritana?
- ¿Cómo podría haber sido diferente esa interacción si los dos hubieran conversado cerca de un pueblo no samaritano, sino judío?
- ¿Cómo es que los sentidos de hogar e identidad generan desafíos y oportunidades únicos en nuestros intentos del involucramiento misional?
- ¿Cómo podríamos preparar mejor a las personas en nuestros contextos ministeriales para que sean más conscientes de los retos y oportunidades introducidos por nuestras identidades culturales, y las posiciones que tenemos dentro de nuestras comunidades?
Con estas preguntas, mi grupo reconoció que nuestros sitios ministeriales experimentaron cambios significativos en los últimos decenios. Muchos de nosotros ahora nos encontramos en congregaciones suburbanas con un sentido de comunidad reducido y una capacidad de movilidad aumentada. Tal contexto tiene un impacto en cómo los miembros de nuestras iglesias se relacionan entre sí.
Hicimos una pausa para analizar la idea de “lugar” y el rol que juega para los miembros de nuestras iglesias y sus identidades. Varias personas de nuestro grupo comentaron que todavía suelen considerar su ubicación como agricultor, aunque de verdad sus entornos siguen haciéndose cada vez más suburbanos. Muchos de los edificios de nuestras iglesias están ubicados en terrenos que eran granjas, pero ahora están ubicados al lado de centros comerciales, distritos financieros o dentro de áreas suburbanas. Ya no es común que los miembros de las congregaciones vivan cerca de las iglesias, muchos conducen largas distancias.
Nos notó a mi grupo y a mí, sin embargo, que las cosas no eran tan sencillas: no todos de nosotros servimos en el mismo contexto. Uno de nuestro grupo sirve en un asilo de ancianos, donde los residentes no tienen mucha movilidad, sino que vienen de una variedad de culturas y religiones.
Our group noted, however, that things were not so simple: not all of us minister in the same context.
El asilo de ancianos es muy diferente de la naturaleza de muchas iglesias que tienen más movilidad y son más culturalmente homogéneas. Nos preguntamos cómo podemos vivir mejor como anabaptistas, apreciando quienes en que nos hemos convertido y nuestra historia, dados nuestros contextos actuales.
En el encuentro inesperado entre Jesús y la mujer samaritana, nos dimos cuenta de que necesitamos reconsiderar lo que significa ser la iglesia hoy. Terminamos orando, con nuevos desafíos provocadores, cada vez más consciente de que necesitamos la ayuda de Dios con esta cuestión y con el liderazgo renovado que nos da.