Traducido al español por Andres Castillo
Señor, danos hoy nuestro pan cotidiano… no semanal… no un exceso, sino cotidiano: lo necesario para sostenernos hoy en Ti.
Hace un par de años empecé a hornear el pan que mi familia come para sándwiches y tostadas. El proceso repetido de amasar la masa, esperar a que la levadura se levante, oler el aroma de los panes dorados recién horneados, y picar en pedazos calientes recién sacados del horno se me ha convertido en un momento de reflexión orante. El contexto es muy diferente del mundo y del contexto en el que Jesús enseñó la oración, “Danos hoy nuestro pan cotidiano.” Mi día continúa mientras amaso la masa. A veces mis hijos quieren ayudar a amasar su propio pan pequeño, otras veces están jugando en otra habitación, o tirando arena fuera. Sin embargo, en esta tarea puedo centrarme en Cristo, alimento tan físico como anímico para hoy. Mi pan cotidiano.
Solo hoy Señor, sostenme hoy.
En el día de hacer pan, preparo suficiente pan para durar una semana o dos (doy gracias al congelador). Pero para la gente en el mundo de Jesús, hacer pan habría sido una tarea diaria. No tuvieron la opción de esperar hasta mañana para hacer pan y planear una comida sin pan para la familia hoy. El pan no era sólo una adición, sino un alimento principal. Cada día requería un tiempo determinado para preparar el pan de cada día.
Señor, déjame planear la rutina diaria según Ti. Sé mi pan diario.
Me imagino que hacer el pan de cada día en los días de Jesús habría sido aún más un proceso de lo que es para mí hoy. La harina en sí puede haber necesitado ser molida y preparada antes de que pudiera ser utilizada. Es posible que hayan cultivado granos para la harina. El horno no era de propano ni eléctrico, sino un fuego que requería mantener las brasas encendidas y el combustible necesario para ser recogido. El pan realmente llenó los estómagos y suministró lo que se necesitaba.
Mientras formo la masa, me centro aún más en esta frase en la oración, “Señor, danos hoy nuestro pan de cada día.” Jesús no pide el sustento de una semana ni una comida asada completa con carne, papas y zanahorias.
Señor, sé el centro de mi sustento hoy.
Amén, que así sea.